"Desde nuestra fundación", dijo Obama, "los musulmanes americanos han enriquecido Estados Unidos. Han peleado en nuestras guerras, servido en el Gobierno, se han levantado por los derechos civiles, han abierto negocios, enseñado en las universidades, competido en nuestros estadios, ganado premios Nobel. Y cuando el primer musulmán americano fue recientemente elegido para el Congreso, juró defender la Constitución usando el mismo Santo Corán que uno de nuestros Padres Fundadores, Thomas Jefferson, tenía en su biblioteca personal".
Mientras Europa debate sobre sus raíces judeo cristianas, Obama proclamó: "No tengan ninguna duda, el islam es parte de América". Y también, sin decirlo expresamente, es parte de Occidente, que se ha visto enriquecido, "como podemos ver en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición", por los valores de la tolerancia religiosa y la igualdad racial.
En reconocimiento a esa contribución, "los países occidentales tendrían que permitir que los ciudadanos musulmanes practiquen la religión a su modo, sin dictarles qué es lo que las mujeres musulmanas deben vestir". "No podemos disfrazar la hostilidad hacia una religión con el pretexto del liberalismo", afirmó el presidente norteamericano.